Blogia

Berk´s

Kiss Your Past Good-Bye

Kiss Your Past Good-Bye

Es el momento. Una voz dentro de él no paraba de lanzar esa afirmación una y otra vez. Es el momento. Ya has pasado mucho. Mucho más de lo que merecías. Es el momento. Un escalofrío recorrió su cuerpo al tiempo que comenzó a sudar. Un sudor frío, claro. Sabía que esa voz tenía razón. La jodida voz tenía razón: era el momento. La voz tenía razón, él sin embargo tenía miedo.
No le gustaban los cambios y aquel era el más grande que se le podía presentar. No era un aventurero, ni siquiera un valiente...
Pero debía hacerlo. Ya había llorado lo que otros no lo harían ni en seis vidas por lo menos. Su corazón había sufrido mucho más que la media... O al menos así se lo parecía a él. Y con eso le bastaba.
Sí, lo iba a hacer. Estaba decidido. Ni siquiera se pensaba despedir de nadie. No iba a dejar ni una nota explicativa. ¿Para qué? ¿Lo merecían en realidad? No.
Sin más, abrió la maleta y la llenó de buenos deseos y de sonrisas. De ganas de vivir y de amistad. Y sobre todo de amor. De todo el amor que aún le quedaba por dar, que era mucho, ya que ciertas personas no lo había sabido aprovechar cuando él se lo regalaba.
Cerró la maleta, la cogió y se marchó. Ante él se iniciaba un nuevo camino. Una nueva vida. Antes de llegar al ascensor se giró. Aún le faltaba un pequeño detalle: dar un beso de despedida a su pasado.

Kiss your past good-bye - Aerosmith

 

R.c. Berkowsky

Abecedario

Abecedario

Amistad. Beso. Cariño. Días mejores vendrán. Entusiasmo. Fantasía. Gente. Haz el amor y no la guerra. Idealismo. Juventud. Kilómetros que unan y no separen. Libertad. Más y mejor. Nacer. Obsequio. Presente. Quiérete a ti mismo para querer a los demás. Razón. Saber. Tolerancia. Usa tus armas para no usar sus armas. Valentía...

 

Berk

Dudas

Dudas

¿Cómo saber cuál es el camino correcto? ¿Con qué criterio elegir? ¿Qué espera al final de cada uno? ¿Es posible volver al principio si se elige mal? ¿En realidad son distintos o todos llevan a un mismo lugar? ¿Por qué no hay un GPS que nos guíe en la vida?

 

 Berkowsky

El Cadillac

El Cadillac

El calor apretaba como una soga, sólo que más asfixiante. Afortunadamente su nueva hormigonera tenía aire acondicionado. Era una de las pocas cosas que habían conseguido sacar al mal nacido de Johnson, su jefe desde hacía más de quince años. Aún así, aprovechando que su casa pillaba de camino a la entrega que llevaba en el mortero decidió darle una sorpresa a su mujer y, de paso, refrescarse un poco con una Bud casi granizada.
A unos cien metros se maravilló viendo el Cadillac aparcado en su misma calle. Rojo y descapotable, como él siempre había soñado. Se preguntó de quién podía ser. Quizá de los Stevenson, pensó, ya que ambos trababan en un bufete de abogados, aunque sólo ella era licenciada.
A unos cincuenta metros se percató de que el Cadillac estaba aparcado frente a su casa. ¿A quién conocían que tuviera un Cadillac? A nadie, a no ser que le hubiera tocado la Lotería al bueno de Jimmy. No, se habría enterado ya de eso. Jimmy no es de los que saben guardar secretos.
A unos dos metros vio a un desconocido, de muy buen ver para mas inri, charlando amigablemente con su esposa. Demasiado amigablemente. Desde fuera podía oír las risas, así como verles brindar con cerveza. Con sus cervezas.

- Será zorra. - Masculló para quién quisiera oirle. - Yo me dejo la vida en ese puto camión y ella me lo agradece tirándose al payaso éste. Y que sea el único...

Su mujer y el invitado seguían brindando y riendo ajenos a las miradas y las maldiciones de Brian.

- Mírale, que bien se lo pasa con la golfa de mi mujer... A ver si esto te hace tanta gracia, ¡cabrón!

Se subió a al camión. Lo aproximó al Cadillac y comenzó a vaciar sobre éste todo el hormigón. Una sonrisa psicótica adornaba su cara. Una vez consumada su venganza se marchó. Ahora tendría que pensar cómo explicarle al bastardo de su jefe que la carga no había sido entregada. Seguro que se la hacía pagar de su bolsillo, pero valdría la pena. La única pega era no poder ver la cara del pringado al ver su Cadillac hecho un bloque.
Por la tarde, con la jornada cumplida y varios cientos de dólares menos en su cuenta, volvió a su casa. Seguía cabreado, pero no lo podía demostrar. No quería que nadie supiera, aún, que era el causante de semejante fechoría.
Cuando llegó a la altura de su casa había una grúa retirando el Cadillac. Su mujer. al borde de un ataque de nervios, lloraba como un niño al que su hermano mayor acaba de romper su juguete favorito. Que se joda, pensó.

- Hola cielo. - Dijo Brian. Sus labios besaron a su esposa, pero su mente le estaba escupiendo.
- Hola, cariño. - Contestó Alison entre sollozos. - Ha sido horrible, Dios mío, ha sido horrible.
- Pero, ¿qué ha pasado? ¿De quién es eso?
- Tuyo.
- ¿Mío? - Preguntó estupefacto.
- Sí, cielo, tuyo. Era tu regalo de aniversario. Por aguantarme estos veinte años.
- Pero... - Las palabras se negaban a salir, preferían regodearse en su desgracia y burlarse de él.
- Llevaba varios años ahorrando. Quería que cumplieras uno de tus sueños. Y por fin lo había conseguido. Había reunido suficiente para comprarte un Cadillac descapotable. Rojo. Y esta mañana lo trajeron. Y... Oh, Dios mío, Brian, ha sido horrible. ¿Quién ha podido hacerlo? ¿Qué desalmado ha podido hacer algo así?

Ella seguía llorando sin visos de consuelo. Él se unió a ella. Sólo que él cargaría con ello toda su vida. La estupidez no tiene cura.

R. c. B.

La Ciudad

La Ciudad

- ¿Cuándo me vais a aclarar los motivos de mi traslado? - Preguntó con cierta urgencia.
- Tranquilo, todo a su debido tiempo. Total, vas a estar aquí bastante tiempo. - Le contestó su anfitrión con una sonrisa eterna en su boca.

Ambos se adentraron en el centro de control de la Ciudad al tiempo que el anfitrión le iba comentando aspectos relevantes de su nuevo hogar salpicados con jugosas anécdotas, algunas referidas a personajes muy conocidos.

- Bien, John, ¿qué te va pareciendo lo que vas viendo?
- No está mal, nada mal. - Contestó al tiempo que su cabeza afirmaba.
- En realidad no deja de ser como cualquier otra ciudad. Tenemos nuestros barrios más ricos, con sus parcelas señoriales, habitadas generación tras generación por las mismas familias. Y también tenemos las zonas más modestas, con sus adosados... Lo que viene siendo una ciudad en toda regla. - Bromeó el anfitrión de la sempiterna sonrisa.
- Ya veo. - Dijo John, sólo por no estar callado. - ¿Y yo voy a estar a cargo de este centro de control? - Preguntó señalando las pantallas que tenía enfrente.
- Oh, no. Nada de eso. Sólo te he traído aquí para que tuvieras una visión más de conjunto de la Ciudad.
- ¿Entonces?
- Bueno, John, en realidad te han trasladado aquí para que descanses. No vas a trabajar nunca más.
- ¡Vaya! - Dijo cargado de entusiasmo. - ¡Esto si que es una sorpresa!
- Me alegra que te lo tomes así, no todo el mundo lo hace. Ven, te voy a enseñar una de las zonas ajardinadas, cerca de tu casa por cierto.
- ¿Voy a vivir cerca de un parque?
- De un bosque, casi.
- Joder, ¿qué mas se puede pedir? - Los ojos estaban rebosantes de emoción, como los de un niño en un parque de atracciones.
- Ese es el espíritu, si señor...
- ¿Cómo dices que se llama esta ciudad? ¿Campo... qué?
- No, bueno, algunos la llaman camposanto, pero nosotros preferimos llamarla la Ciudad...

Continuaron paseando por la Ciudad eterna en dirección al nuevo hogar de John. Él vestido de blanco, su anfitrión de riguroso negro y con su gélida sonrisa en la boca, con la que había recibido ya a millones de habitantes.

R. c. Berkowsky

The Day The World Went Away

The Day The World Went Away

El bosque dará paso al desierto. El mar alquilará sus simas a la sequía. El asfalto engullirá al campo. Los embalses serán sólo un vago recuerdo para los más viejos del lugar, como los ríos lo serán para las raspas de los salmones y las truchas. Ese día el Mundo dirá basta y se marchará para no volver. Pero yo seguiré aquí. Contigo. Amándote hasta que el Mundo diga adiós y hasta siempre.

 

Berk

 

The Day The World Went Away cortesía de Nine Inch Nails

Oscuridad

Oscuridad

Había oscuridad. No era una oscuridad absoluta, sino más bien una oscuridad tenue. El tipo de oscuridad que deja a tu vista acostumbrarse a ella. Había unas siluetas que recortaban la oscuridad tenue y que conforme la vista se acostumbraba se les iban dibujando unos rostros. Había más cosas allí, pero una destacaba: había algo que no cuadraba.
Él había sido un hijo de puta. No uno cualquiera. Él había sido el mayor hijo de puta del estado de Michigan. 259 acusaciones de asesinato. Y eso sólo contando los cadáveres que habían sido encontrados en los tres últimos años. Se sospechaba que había dado muerte a más de ochocientas personas en esos tres años. Su modus operandi era no tener un modus operandi. No discriminaba por raza, sexo o religión. En ese aspecto se podía decir que era un demócrata...
Unas ochocientas víctimas de las más variadas e inimaginables, para una persona mentalmente sana, formas de tortura. Leer los resultados de las autopsias era como adentrarse en el más macabro y abominable museo del horror.
Sin embargo eso no le preocupaba. No le habían descubierto aún. Nadie sabía a ciencia cierta quién era y cómo pararle. Había conseguido desconcertar a todas las fuerzas policiales del estado y del país. Ni siquiera los listos de los federales podían hacer su perfil. Sabía qué clase de hijo de puta era y cuál era el castigo que merecía. También sabía que tarde o temprano le pillarían. O incluso había pensado en entregarse en el momento le aburriera todo aquello. En el momento pudiera mas el tumor en forma de arrepentimiento que iba creciendo dentro de él.
Lo que más le preocupaba en esos momentos eran las figuras, las siluetas. Conforme iban perfilándose los rostros su preocupación iba en aumento. Reconocía las caras a la perfección. Nunca las podría olvidar. Soñaba con ellas casi a diario. Con todas ellas. Con las más de ochocientas. Con sus víctimas.
Le preocupaba saberse despierto. Saber que era imposible a todas luces lo que veía. Si fuera un sueño se habría despertado ya. Nunca había llegado a tenerlos tan cerca. Nunca los había oído murmurar, llamarle por su nombre. Eso descartaba el sueño, muy a su pesar.
Los rostros aparecían ya con toda claridad. Con toda la claridad que aquella oscuridad tenue permitía. Y no había odio en las miradas, ni en los gestos. Eran rostros amables, reconfortantes. Rostros que trasmitían paz, perdón.
Deseaba estar durmiendo, pero no podía estar durmiendo. No podía porque aún llevaba la sangre de la última víctima en su ropa y en sus manos. No podía estar durmiendo, porque recordaba perfectamente como se había desecho del cadáver. Cómo había montado en su coche para volver a su casa, para limpiarse y descansar. No podía estar durmiendo porque recordaba aquella luz que le venía de frente. Aquella luz que precedió a la oscuridad tenue...
Las siluetas le rodeaban por completo. Le llevaban en andas. Le susurraban palabras al oído. Palabras que no oía pero que sentía por todo su cuerpo. La oscuridad iba desapareciendo para dar paso a la luz más majestuosa que jamás había visto.
Entonces lo comprendió y una sensación aterradora invadió su cuerpo: no tenía miedo.

Berkowsky

 

P.D. Fotografía cedida por Esquivando

Abecedario

Abecedario

Aburrimiento. Bajón. Cansancio. Desidia. Envidia malsana de quienes tienen lo que yo ansío. Fatiga. Guiñapo. Hastío. Irritación. Jodido hasta limites insospechados. Kamikaze. Lamento. Miedo. Nubarrón. Olvidado que no olvida. Pesambre. Quebrado. Rabia. Socavón. Temor a los cambios. Usado. Vacío. Yermo. Zabordado...

 

R. c. B.

Púlsar 4U 0142+61

Púlsar 4U 0142+61

"Científicos de EEUU anuncian que los planetas podrían nacer a partir de restos de estrellas muertas.
El telescopio espacial ’Spitzer’ ha revelado indicios de que los planetas podrían formarse a partir de los restos provenientes de una estrella muerta, anunció la NASA.

El telescopio descubrió un anillo de polvo cósmico alrededor de un púlsar, que es lo que queda de una estrella después que haya explotado.
El púlsar observado por el ’Spitzer’, llamado 4U 0142+61, se encuentra a 13.000 años luz, en la constelación Casiopea. Se cree que antes fue una gran y brillante estrella, con una masa 10 o 20 veces mayor que el Sol y que vivió durante 10 millones de años hasta que hace unos 100.000 años sucumbió bajo su propio peso y estalló en una explosión supernova.

Los púlsares son estrellas de neutrones que nacen tras una supernova y son increíblemente densas. Tienen masas de 1,4 veces la del Sol concentradas en un cuerpo de 16 kilómetros. Chakrabarty explicó que una cucharada de púlsar pesaría más de 2.000 millones de toneladas".


Lo primero que llama la atención es el nombre del pulsar. Vamos a ver, ¿tan difícil era ponerle un nombre? Coño haber usado el viejo truco que hemos usado todos para ponernos un nick. Miras en la habitación y el primer nombre que te llame la atención te lo personalizas. Que son cd’s, pues Bert Vatim. No se, o tu nombre coño, que ya que descubres algo apropiatelo! Que para eso se ha dejado tu familia la vida con tu carrera. Lo siguiente llamativo son los datos en si... 13000 años luz... 10 millones de años... No es que se pillen los dedos mucho, ¿no? Quiero decir, no es como decir: mañana va a llover, y que no llueva. Además que da igual que se lo hayan inventado. Que lo mismo no era ni un púlsar, que igual estuvieron de juerga esa noche y se les mancho el telescopio. Joder, que podrían haber estado mirando algún resto orgánico... Lo que si que esta claro es que estos son solteros. Por dos motivos, primero porque si no lo fueran el púlsar se llamaría como la parienta, y segundo por el tiempo libre que tienen los tíos para perderlo mirando estrellas que están a tomar por culo de lejos.

 

Berkowsky

Reload

Reload

Parece que el regreso se me complica. Que volver no es tan sencillo como podía parecer. El otro blog parece haber desaparecido de la faz de la red. Quizá sea mejor así. Quizá lo mejor sea resurgir, cual Ave Fénix. Empezar de nuevo, una vez más. Así que: ahí vamos.

R. c. Berkowsky